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Cuento de la semana: Cuantums 85


Cuantums 85
por Santiago campeni

Los robots purificadores ya no eran suficientes para abastecer a la tierra de agua, igualmente ya casi no quedaba nada de ese líquido tan preciado en el planeta. La noticia de que quedaba muy poca llegó con el disparo de los precios del agua luego de la guerra de los recursos, o al menos así era como la habían denominado los especialistas. Todavía recuerdo el día, yo estaba por terminar mis estudios en la luna y el 27 de septiembre de 2151 se anunció que el planeta estaba en crisis acuática. Hoy diez años después seguimos en la misma crisis y sin soluciones a la vista.

Una tarde mi hermano Jhon estaba muerto de sed y en nuestro país existe una extricta reglamentación que solo permitía beber agua en las horas de comer, y para eso faltaba mucho. Aunque suene una restricción absurda, al menos podíamos contar con agua a diferencia de otros.

-Tengo mucha sed harry- dijo Jhon

-Yo también- respondí con la voz seca.

- Estoy harto, voy a tomar el agua de la nave - gritó Jhon molesto.

- No, necesitamos del agua para hacer arrancar la nave - dije.

Esto era común en Jhon, había nacido antes de la guerra de los recursos y nunca le había faltado nada.
Las naves ahora usaban para funcionar dos litros de aceite, unos de Petróleo puro y dos de agua. Esa agua es potable, pero también es necesaria para la nave así q salí tras mi hermano. Cuando llegué lo encontré abriendo los propulsores de la nave, en búsqueda de los dos grandes botellones de agua.

- Alto Jhon - le grité

- No resisto más, necesito tomar - dijo Jhon con un botellón en la mano. No me quedo otra opción más que empujarlo. El botellón cayó y se derramó más de la mitad de agua, lo conecté nuevamente a la nave.

- Mira lo que has hecho idiota- dije furioso

- Tú me has empujado, tarado- dijo escudándose.

Comenzamos a pelear dentro de la nave. En un momento caí contra el teclado de las coordenadas de vuelo, los cuales jamás había visto y la nave arrancó hacía su destino. Esto me sorprendió ya que faltaba más de medio botellón.

 Como la nave era de último modelo llegamos en una horas al destino. En el viaje mi hermano se disculpó por cómo se había comportado y yo me disculpé por haberlo empujado. Al llegar, la nave no encontraba donde aterrizar, hasta que decidimos que lo mejor sería pasarla a modo submarino, ya que el planeta era en su mayoría agua. En el fondo de toda ese agua había pedazos de antiguas naves  de las q habían fabricado nuestros abuelos, aún había una que tenía el nombre de la antigua N.A.S.A. Pero también había naves modernas como la mognum 400 o la sturn 2000.

- Qué raro que haya tantas naves hundidas, será mejor que nos pongamos los respiradores para agua y salgamos a explotar- dijo Jhon mirando por la ventana.

Nos tomamos las pastillas que nos permitirían respirar en el agua por tres horas y salimos al exterior. Cuando doblamos detrás de una roca una enorme criatura nos miró con sus múltiples ojos. Instintivamente puse mi mano en mi cintura y me di cuenta de que me había olvidado mi revolver de rayos gamma en la nave. La bestia comenzó a perseguirnos. Teníamos que llegar lo antes posible a la nave. Mi hermano ya no aguantaba más y la criatura lo tomó por la pierna con uno de sus tentáculos para llevárselo.

Subí a la nave, era inútil seguir ese mounstro, ya tendría tiempo de acabarlo, agarré los revólveres gamma y salí al agua nuevamente. Decidí probar el agua y sorpresivamente era dulce, comencé a tragar tanta como pude, hacía años q no veía tanta agua junta.

Comencé a buscar a mi hermano, no era muy difícil ya que ese mounstro había dejado un olor asqueroso. Al cabo de una hora lo encontré durmiendo con mi hermano entre sus tentáculos. Dispare los rayos gamma contra la bestia y logré liberar a mi hermano. De repente ví una sombra muy oscura que se acercaba rápidamente con el mismo olor que ese horrible animal. Nadé con todas mis fuerzas hasta la nave, metí a mi hermano dentro y llené todo el espacio de carga con agua dulce.


Antes de irme tenía que guardar la locación del lugar, para volver en ocasiones futuras. Cuando mi hermano se despertó le conté lo sucedido, ese sería nuestro pequeño gran secreto.

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